La heráldica eclesiástica presenta principalmente
dos peculiaridades respecto a la heráldica clásica.
Antes de nada el eclesiástico que por su cargo posea un sello,
tiene que dotarse de un blasón. Por tanto dicha característica
está unida a la dignidad de los cargos que ocupen en el seno de
la Institución a los que puede acceder libremente cualquiera.
De este modo observar los blasones de los Pontífices Romanos ofrece
el ejemplo tanto de blasones ex novo como de blasones de tradición
antigua: por citar uno, León X, en 1513, adoptó el blasón
del propio linaje, los Medici de Florencia, con las seis pelotas (o píldoras
de boticario).
Sin embargo otros Papas añadieron al suyo el de la congregación
a la que habían pertenecido, como Benedicto XIII, dominicano, Clemente
XIV, franciscano, Pío VII, benedictino y Gregorio XVI, camaldulense.
Dicha costumbre halla correspondencia tanto en el uso – precisamente
de Europa Central y arraigada en el Sagrado Imperio Romano desde la época
de Carlos IV - de disponer el arma personal y la del cargo en una franja,
como en las disposiciones vigentes en la Iglesia anglicana, según
las cuales el blasón de familia va junto al blasón de obispo.
La otra distinción característica de la heráldica
eclesiástica consiste en la desaparición del casco en la
medida en que se considera patrimonio militar; en su lugar hay, como distintivos
de dignidad eclesiástica, los sombreros de ala ancha - que caracterizan
la jerarquía a través de los colores – los cordoncillos,
las borlas, los cayados (con o sin sudario) y las cruces (con dos o en
ciertos casos tres travesaños).
El Papa es el único dignatario de la Iglesia que puede timbrar
el escudo de una corona, denominada tiara, con encima las dos llaves de
Pedro, una de oro y una de plata, con las que según la tradición
Cristo autorizó al apóstol a atar y desatar.
Sin embargo la abolición de la tiara – otra prenda que a
lo largo del siglo XIX se utilizaba para timbrar el escudo además
del sombrero – es el resultado de una formalidad menor que se ha
introducido en la heráldica eclesiástica en los últimos
decenios. |